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Mostrando entradas de noviembre, 2011

Un instante robado al tiempo

Hoy tuve una de esas noches solitarias en las que el tiempo cobra la forma de un cigarrillo para consumirse lentamente en mis labios. Suelo disfrutar en demasía el aire frío que precede al invierno. Se me figura un viento nostálgico, un huésped que se convierte en anfitrión y nos brinda un momento con nosotros mismos.  Unas cuadras antes de llegar a casa, ese viento se precipitó contra mi rostro y me instó a detenerme un momento. Sin tomarme un segundo para pensarlo, entré a la cafetería, compré un café y un par de cigarros. Caminé muy poco, sólo lo que me requirió para hallar un sitio en donde sentarme. Una vez instalada, y después de haber encontrado la posición más cómoda para mis piernas, encendí uno de los cigarrillos y fijé mi mirada en un punto más o menos lejano. Ahí, sentada y a la media luz de una luna menguada, pensaba en la inmensidad y en la nada, en el infinito, en el tiempo, ese tiempo que es de todos y que no se encuentra en nadie, ese tiempo que es uno mismo