Belleza sórdida, aberrante,
Compañera que no está,
que aparece con su ausencia,
que susurra con su mutismo.
Esbelta figura que empapa el alma,
Que la desnuda y la encara al espejo,
Sin más que la totalidad de su ser,
Frente a su vacío, y su plenitud.
Descarada, compañera traicionera,
Que apuñala suavemente,
que desagarra, que carcome,
mientras mece el pensamiento.
Desfila en un haz de luz,
y se convierte en un suave péndulo,
péndulo aterciopelado que estremece,
que enfurece y reconforta.
Tus palabras, tus gestos mudos,
resonando en mi cerebro,
robándome el alma, inhalándole la esencia,
convirtiéndome en el disfraz.
Hermosa amante, distante y leal,
lléname de tu impasibilidad,
no me dejes sintiéndote sin sentirte.
Sé mía ahora, se mía siempre.
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