Anoche soñé con un extraño, con mi hombre,
solo con él podría estar sola,
abrirme a él, por completo, solo para él.
Recibirlo en mi por completo,
encerrarlo en el laberinto de la felicidad completa.
Ya sé que eres tú.
Hace un par de días vi la peli de “El cielo sobre Berlín” y he de decir que me gustó bastante. Al principio me pareció lenta y muy suave y, como para colmo tengo poco poder de concentración, me costó mucho enfocarme al cien pero, al final de mi odisea mental, logré hacerlo.
La idea puede ser un poco ordinaria pero la manera de contarla es bastante interesante. Su mayor acierto conmigo fue que me hizo pensar y pensar acerca de esto y aquello, del mundo y del amor, de lo terrenal y lo desconocido… de la vida.
Pensar. Suena sencillo pero dista de serlo. Recuerdo que cuando me iba a la Uni en el metro solía preguntarme en qué pensaban las demás personas. Una vez instalada en un asiento, observaba e intentaba adivinar cómo era la vida de los que en ese momento estaban alrededor de mí: tan próximos pero unos totales desconocidos al fin y al cabo. Eso solía pasarme muy a menudo pero ahora parece ser que estoy demasiado ocupada en mis problemas como para seguir cuestionándome esas cosas. Triste.
A veces resultaba ser muy divertido simplemente ver a la gente y atribuirle una historia. Era como hacer cuentos. Lo que no me gustaba es que al final, casi la mayoría terminaban echándome miradas feas con gestos de “¿y tú que chingados me ves?”. Obvio terminaba por voltearme y hacerme la loca con la mirada extraviada en los zapatos sucios de algún otro que se dejara embaucar. Ahí terminaba su historia. Pero como en esta ciudad uno se encuentra de todo pues siempre había alguien más interesante.
Hace mucho tiempo que ya no imagino esas historias y esta peli llegó para recordármelo. Espero seguir contando historias en mi mente, pues a falta de un libro o de música de fondo, resulta bastante recreativo. En una de esas y hasta le atino. Ojalá que no, porque sería en extremo aburrido inventarle una historia a una persona cuya vida es igual a la historia que le invento. Se debería a mi falta de imaginación.
Por cierto (y volviendo con lo de la peli), qué feo ha de ser que alguien pueda escuchar los pensamientos de los demás ¿no? Recuerdo que alguna vez me preguntaron en la secundaria que cuál poder me habría gustado tener y, sintiéndome iluminada, contesté: “saber lo que piensan las personas”. Ahora, con un poco más de cordura, entiendo que eso sería un suicidio mental y una ruptura social inminente.
Seguro que el/la pobre sujeto terminaría a golpes con la mitad del mundo a quien no le simpatizara y con cualquiera que pensara algo mal de él/ella o cualquier cosa que le molestara. Qué lío lidiar con súper poderes.
Prefiero ya no pensar...
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