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Mostrando entradas de junio, 2010

De pasiones y buenas pelis

En este Mundial he notado que multitud de aficionados, pintados de pies a cabeza, con tambores, con la playera y bandera bien puestas, y el pulmón a todo lo que da, asisten a los estadios para alentar a sus equipos con vehemencia y convicción totales.  Eso se manifiesta en dos síntomas principalmente: a) se desgarran la garganta al gritar ¡Goooool! cuando su equipo anota, o bien, b) lloran intensamente cuando es derrotado. Esto me recuerda mucho a la peli de Hooligans, en donde los conflictos entre aficionados ingleses son cosas de todos los días. Me parece que el común denominador es la pasión que sienten por ser miembros de algo, por pertenecer a un mismo deseo o simplemente por buscar pleito. No importa mucho el fin pero… La razón es la pasión, ¿no es así? En muchas pelis o telenovelas es común que mil hombres anden detrás de una mujer, y siempre es esta mujer la que desatará en ellos una desmedida pasión que probablemente los conducirá a la perdición porque, admitámoslo, así es

Soledad

Belleza sórdida, aberrante, Compañera que no está, que aparece con su ausencia, que susurra con su mutismo. Esbelta figura que empapa el alma, Que la desnuda y la encara al espejo, Sin más que la totalidad de su ser, Frente a su vacío, y su plenitud. Descarada, compañera traicionera, Que apuñala suavemente, que desagarra, que carcome, mientras mece el pensamiento. Desfila en un haz de luz, y se convierte en un suave péndulo, péndulo aterciopelado que estremece, que enfurece y reconforta. Tus palabras, tus gestos mudos, resonando en mi cerebro, robándome el alma, inhalándole la esencia, convirtiéndome en el disfraz. Hermosa amante, distante y leal, lléname de tu impasibilidad, no me dejes sintiéndote sin sentirte. Sé mía ahora, se mía siempre.