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Mostrando entradas de marzo, 2013

Portémonos bien.

Pórtate bien, le decían. En la escuela, en casa. Pórtate bien. Las personas que se portan mal no agradan a un mundo tan hipócrita. Tan reprimido. Las personas que se portan bien, en cambio, s í que les caen bien. Estas personas no provocan problemas, nunca causan problemas. Ellas sólo se limitan a hacer lo que tienen que hacer. Están aquí por un motivo oculto en su chip y ellas sólo se limitan a seguir lo que sus consciencias implantadas les dictan. Nunca se preguntan al respecto. Es una especie de suerte que ellos conocen como “destino”. Del latín “pendejus”. Al demonio su buena conducta. Si me dieran a elegir entre tener la buena conducta de un robot estúpida y embelesado con la utópica felicidad de la “perfecta pendejez” y la infelicidad causada por el despertar de un recién nacido que quiere construirse otro mundo, alejado de la perfecta pendejez, digo, felicidad, entonces elijo… A la mierda. Debe haber más mundos. Banksy. Elijo portarme mal. Porque, ¿por