Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de julio, 2012

Memoria de mis mascotas tristes.

Advertencia: esta es una historia absurda que te robará el corazón, o bien, sólo te quitará el tiempo Su nombre era Betina, estaba loca y era de mis mejores amigas cuando yo tenía ocho años. Betina era amante de los animales. Vivía con su padre, sus hámsters, su gato y una enorme pecera llena de renacuajos a los que había rescatado de algún charco perdido. Además de escapar en bicicleta de los chicos que eran mayores que nosotras, y que nos perseguían ociosamente, nos divertíamos tocando timbres, rescatando lagartijas y jugando con sus mascotas. Todo era perfecto hasta que su papá consiguió un empleo en Guadalajara y Betina tuvo que partir.  Así fue como mi amiga se fue, dejándome el recuerdo de nuestras pueriles aventuras y una semilla que había sembrado en mí el amor hacia los animales. Aún recuerdo cuando llevábamos flores a la tumba de su conejo muerto un año atrás.   De esta manera comenzaron mis intentos por obtener una mascota. Mi primera experiencia fue con una perrita