Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2014

Sin zapatillas, por favor.

Detesto comprar zapatos. Empiezo a aborrecer la acción desde el momento en el que caigo en cuenta de que los pocos pares que tengo se encuentran ya en un estado penoso o poco presentable para ocasiones poco importantes en fondo pero muy quisquillosas en forma. La sola idea de ir a la zapatería produce en mí una inquietud modestamente perturbadora. Muy holgados; demasiado justos; el izquierdo está bien pero el derecho me aprieta; muy altos, muy picudos, muy anchos ¡A la mierda, me llevo estos! Y no importa cuánto me esfuerce en apresurar tal ritual porque siempre regresaré a la tienda una semana después para cambiarlos por otro número.    Si le hubiera contado este mal hábito a mi psicóloga seguramente me habría explicado las consecuencias perversas que se incubaron durante mi niñez para provocarme esta conducta que hoy claramente refleja un trauma. Trauma cuyo fundamento ignoro y cuyas consecuencias hoy sufro. Pero no se lo conté y eso no importa demasiado. En realidad e