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Mostrando entradas de diciembre, 2010

Fragmentos de vida

Eran más o menos las diez de la noche y yo venía llegando de un evento del trabajo. Fue una pasarela de modas acompañada de un coctel coqueto y relajado. Poco antes de llegar a mi casa sentí muchas ganas de pensar y pensar, en silencio y en voz alta.  Cuando llegué a mi casa tomé un poco de dinero y un abrigo para cubrirme de este frío otoñal que precede al invierno. Caminé un poco contra el viento golpeando mis mejillas en busca de un café y un cigarrillo. No tenía razón alguna para salir de mi casa y, de hecho, es extraño que lo haga así nada más porque sí pero esta vez sentí ese impulso, un poco tonto quizá, pero mío al fin y al cabo. A esas horas el parque se había despejado por completo y estaba completamente solo, así que busqué una banca que estuviera libre de desechos verdes de paloma y, cuando la encontré, me instalé en ella, sentada y cruzando mis piernas cual niña de primaria. Ahí sentada, cobijada por la noche y el frío, me sentí muy libre de hacer y pensar