Ir al contenido principal

Silencio

Hace un par de días vi un filme francés titulado La Clase. En realidad la película es bastante buena pero el propósito de este post no es hablar de ella, sino de una frase que se menciona en ella:

"Si lo que vas a decir es menos importante que el silencio, mejor no hables, calla".

Normalmente no estamos habituados al silencio. Buscamos compañía para evitarlo y, cuando éste nos alcanza, aún cuando estamos rodeados por más personas, corremos para alejarnos. No importa si tenemos que improvisar alguna pregunta trivial.

Creo que el silencio es un ideal, pues realmente no existe el silencio absoluto. Incluso las madrugadas escapan de su encanto y se convierten en presas de susurros provenientes de viejos grillos quejosos. 

Creo también que ese ideal del silencio es en realidad un regalo, un momento para escuchar nuestros pensamientos en un eco mental; un instante de reflexión; y, cuando se comparte con alguien más, éste se convierte en un pacto, una conexión implícita, un vínculo tan fuerte que no se necesita enunciar palabra alguna para entender que se está compartiendo un momento, una existencia en un tiempo presente y furtivo.

Creo que Marcel Marceu puede explicarlo mejor sin enunciar una sola palabra....


Comentarios

Entradas populares de este blog

Infinitas disculpas

Perdón si te amé más de lo que tú me quisiste, perdona mi ingenuidad al creer en tus promesas, mi debilidad ante la certeza de tu desencanto, y mis besos ante tu ausencia. Perdón por haberte regalado mi alma, y no sólo mi cuerpo, como debí hacer, pero soy una mujer entera, soy cuerpo y  soy alma, y soy todo este amor que nunca te creíste. Perdón si me aferré a una verdad  en este mundo de mentiras, excusa a este ser entregado, infinito, rendido ante tus canciones de amor caduco. Perdón si no te creo que seas el mismo, pero no puedo aceptar que me enamoré de éste, sino de aquél,  el que fue y ya no es, porque este nuevo sólo tú sabes quién es.   Infinitas disculpas por estos versos  que ignorarás,  tú ve y sigue siendo este nuevo,  que yo me quedo con aquél viejo sueño,  porque nunca fuiste nada más. 

Un placer conocerte...

Eso no está bien. Debes andarte con cuidado. ¿Pero que no te has dado cuenta de que…? Seguramente ni siquiera sabes lo que quieres. No sabes lo que dices. ¿Qué pregunta es esa? ¡Qué cosas dices! …. Sé que no me entiendes, y que no deseas hacerlo. Sé que el diálogo más extenso entre nosotras es un cuestionario matutino bastante protocolario, tal vez un "Buenos días" Y un "Cómo amaneciste". Aunque no me agrade la idea, así han sido las cosas. Cada vez que te diriges a mí lo haces para escupir reproches, alertas, reprimendas o consejos pero, al final, lo único que escucho es un ¡tú no sabes, yo sí! A veces sólo callo, porque intentar decir algo cuando una multitud enardecida grita resulta ser un patético esfuerzo que deviene en una frustración mayor. Sobra decir que eres tú esa multitud que se abalanza contra mí, esa masa amorfa que se dirige hacia donde estoy para inmovilizarme. Siempre estás ahí para interrumpirme, para decirme: ¡detente, no sab

Esquizofrenia

De nuevo ese eco sigiloso revoloteando dentro de mi cabeza. Contante y perpetuo. Cuando ingenuamente creo que ha terminado de escupirlo todo, comienza a enunciar mil oraciones más. No importa si tienen sentido o no. Siempre es así.  Después de una discusión poco profunda, termino por ceder a su permanencia. Algunas veces me siento exhausta, rendida ante una penitencia constante. Duermo a ratos para pretender que no existe y que, por un momento, soy libre, pero lo que sobreviene al sueño siempre es el recuerdo del mismo Otra vez esa voz dentro de mi cabeza, carcomiéndome el cerebro, recordando el sueño que pensé que me liberaría. No queda más que acostumbrarse a su compañía etérea, a su susurro engañoso, a su réplica ante mis palabras. Sólo quisiera dejar de pensar. Sólo un momento. Munch, Edvard. El Grito.