Es tu brillo, ese que llega a despeinarme la quietud y me
pone a saltar, y me hace girar y girar hasta vomitar, hasta llorar de risa, hasta
explotar de placer. Es ese brillo en tu malévola sonrisa, ese brillo que
desprenden tus pupilas dilatadas, ese brillo que emana del alma tuya.
Son nuestros cuerpos meciéndose en un suave vals de conquista,
estrechándose impacientes, coincidiendo en un mismo espacio hasta fundirse en
un exquisito solo de estrepitosas notas. Un grito ahogado y el espasmo
aprobatorio de una complicidad consumada, anhelada.
Es la muerte misma, con tus manos sobre mi boca, acallando la
liberación del placer moribundo. Y el amor mismo. Y todas nuestras
personalidades coincidiendo en un punto álgido en un momento paralelo, ajeno a
nosotros pero tan nuestro.
Eres tú, soy yo y un nosotros recién incubado. Una unión
efímera y perpetua. Es el tiempo suspendido en la mirada perdida, el descanso
que sobreviene a la agitación, la plenitud del pensamiento elevado y absolutamente
extraviado entre sustancias que lo dominan.
Es este deseo impetuoso y enloquecedor que reposa conmigo, impaciente por volver a ser liberado. Son mis ojos en espera de ser vistos, mi boca aguardando por tu lengua, mi cuello ansioso por tus besos. Son mis ganas aguardando por tu encuentro.
"Woman with blue stockings" Schiele |
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