Ir al contenido principal

Elipsis...

Ayer tenía un plan. Muy común, sobra decir. Crecería cometiendo errores, llena de equivocaciones, una y otra vez y el gesto se repite incesantemente. Me gradué, tenía un bebé en brazos, la clásica vida familiar llena de protocolos y reuniones navideñas, una pareja con quien compartir mis años, un empleo, problemas en el trabajo, viajes, nietos, vejez.

De pronto me encuentro sin algo en las manos. Sin pensar mucho en ello, resulta que todo estaba planeado, y es que con escasos años a veces se piensa en cosas así. Es decir, acuden interrogantes acerca de cómo luciré en el futuro, cómo serán hogar,  hijos, viajes, deudas, vacaciones, amistades, locuras. 

Pareciera que tengo todo el tiempo del mundo y que puedo comerlo en pequeños bocaditos. No hay prisa.

Ayer pensé en ello y de inmediato me releí, "todo es de acuerdo al plan". No hay porqué romperlo, no hay porqué alarmarse, las cosas suceden como tienen que ser, además de que todo pasa por alguna buena razón ¿no es así?

Es sólo que, no es mi deseo confundirme con la agenda y cumplir los ciclos necesarios. No quiero caretas, ni falsos saludos, ni risas fingidas, ni siquiera seguir el camino errado que se supone debería conducirme a un futuro prometedor. 

Me pregunto si en verdad soy esto, pero quiero pensar que comienzo a ser lo que amo, lo que deseo para mí y por mí. Sin tantas complicaciones existenciales, poder mirar en el espejo exactamente aquellos errores que son tan típicos de mis fines de semana, mis enamoramientos matutinos, mis cotidianos descuidos, mis ataques de histeria... 

Quiero tener todo el tiempo para equivocarme, para ser feliz y llorar como una niña indefensa, para saltar y caer, y nadar y saborear. Quiero tener el tiempo y ahora sólo lo gasto pensando en ello...

Yo, tal vez sólo quiero pensar que es un nuevo principio y no el fin...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Corazón de ave

Era domingo por la noche y la ciudad ni siquiera en ese momento estaba  en silencio. El ruido de las llantas se deslizaba sobre el cemento mojado para recordarle que seguía quieta, sin moverse. Completamente inmóvil y pasmada porque, para ese tiempo, su alma ya estaba a cientos de kilómetros lejos de ella y no hacía más que pensar en cómo podía alcanzarle.                 “11 A.M." Edward Hopper.   Le vio zafarse de su cuerpo en la boda de su prima. Toda su familia estaba reunida en el jardín, esbozando su mejor sonrisa para plasmar sus gestos en los pixeles que unos años más tarde les recordarían cómo lucían antes de envejecer. Se recordó de pequeña, cuando anhelaba enamorarse de una sola persona (para siempre), casarse, hacer una fiesta y continuar el ritual adquiriendo una modesta propiedad en una zona más o menos aceptable de la ciudad, un perro y un auto que los llevara a sus respetables oficinas, esos anhelados cub...

Yupica Gaiano: tejiendo el ideal de una artvillage

                Imagina un colectivo de arte contemporáneo en el que se reúnen carpinteros, relojeros, ebanistas, torneros, científicos y artesanos textiles, en donde ningún quehacer es menos importante que otro, pues es la suma de los esfuerzos y los conocimientos individuales lo que posibilita la convivencia y la creación de una obra de arte en común. Esta es la forma en la que trabaja el colectivo Chameshiji, un proyecto en donde convergen conocimientos y habilidades de diversas disciplinas y oficios. Instalación de Chameshiji. Foto: Yupica Gaiano                 En sus obras utilizan materia orgánica y herramientas digitales como materia prima, por lo que no te sorprenda encontrarte unas gomitas azucaradas, fideos y  granos de arroz pegados con resina sobre algunas de las piezas. Esta técnica la aplican en Especiero , u...

Mi nueva semilla

Dejé atrás las excusas y la autocompasión para rozar el punto más álgido del arcoiris con mi lengua. Aprendí a navegar usando la dirección del viento a mi favor, para mecerme de un segundo a otro, al compás de una buena rola. Mientras fumo un cigarrillo, veo mis temores pasados perderse en cada exhalación. No es una sensación efímera, sino una verdad que retoña: la vida misma, repleta de magia y amor.  No estoy desconectada. Me entristezco y lleno de rabia al leer las noticias. Me hieren profundamente la injusticia, el maltrato, los prejuicios, la ignorancia, el odio, el egoísmo y nuestra ceguera pero, en los últimos días, las heridas han sanado, poco a poco, gracias al agua del mar. Esos dolores siempre han pesado, pero hoy me siento más liviana, plena e ingenuamente esperanzada. Sin más equipaje que un par de sueños en cada bolsillo, me levanté después de haber caído debilitada por lágrimas de añoranza, nostalgia, frustración y tristeza, y logré flotar en un aire i...