Es increíble verte hoy en medio de este espesor nocturno. Sorprendente distinguir tu silueta. No te pedí que volvieras pero aquí estamos. Tan absurdos, tan anónimos.
¿No te parece que somos dos desconocidos que juegan a seducirse una vez más? Tal vez sólo pretendemos ignorarnos de manera conjunta, acompañados de un orquestado silencio que nos embriaga, que nos confunde hasta ser uno mismo.
Sí, esta noche somos uno solo. Ni tú ni yo, sólo alguien, alguien que juega a desconocernos, a traspasar nuestros cuerpos, a mezclar nuestras almas, a enunciar un único anhelo: el de pertenecernos una vez más.
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